La Fotografía Boudoir nació en los salones privados de la Belle Époque, cuando las mujeres de la aristocracia comenzaron a encargar retratos íntimos como un gesto de libertad y afirmación en un mundo que todavía les negaba el derecho de hablar de su propio deseo. Aquellas imágenes, lejos de ser simples recuerdos, se convirtieron en símbolos: un espacio secreto donde podían reconocerse sensuales, bellas y dueñas de sí mismas.

Con el tiempo, esas mujeres pioneras abrieron un camino que hoy sigue vivo. Lo que fue un privilegio oculto se convirtió en un lenguaje abierto: un territorio de expresión y empoderamiento donde cada mujer, sea cual sea su historia, puede mirarse y reconocerse auténtica, sin pedir permiso. El Boudoir es, desde entonces, una celebración de lo íntimo convertido en arte.

Esa tradición cultural se enlaza con mi propia historia. Desde mis primeros recuerdos la fotografía estuvo presente gracias a mi abuelo Juan Cruz, quien me transmitió el amor por este oficio y me enseñó a mirar antes que a disparar. Y también gracias a mi abuela Raquel y mi abuelo Alfredo, que con su amor y sensibilidad me transmitieron valores tan esenciales como el respeto por la belleza, la paciencia y la dedicación al detalle. Ese legado familiar encendió una pasión que nunca dejó de arder. Hace ya más de 25 años inicié de manera consciente mi camino de investigación y exploración en este arte, y aunque atravesé la enseñanza académica, descubrí que lo esencial de la fotografía no se aprende en un aula ni tampoco en un curso: es un recorrido de vida, un camino íntimo y personal que se nutre de nuestras experiencias, de nuestras elecciones y convicciones; de aciertos y errores, de imprevistos; de alegrías y tristezas, de las luces y las sombras que nos atraviesan.

De ese tránsito vital y de esa herencia nace HATHOR Studio. Aquí se han vivido más de 150 sesiones únicas, cada una concebida como un ritual irrepetible. Mujeres de todas las edades y trayectorias confiaron en este espacio para entregarse a la experiencia, no para posar, sino para encontrarse: para descubrir que la belleza no es un molde, sino un pulso interno que pide salir.

En cada sesión, lo que ocurre frente a la cámara no es solo representación: es encuentro. La lente se convierte en espejo simbólico, en puente entre la psique y la imagen. El Boudoir en HATHOR es curaduría del deseo, psicología hecha estética, memoria transformada en belleza.

Porque lo que queda al final no es únicamente una fotografía: es la certeza de que la belleza es verdad cuando nos atrevemos a habitarla.

Uriel / Artista Visual - Fotógrafo Boudoir.

Sobre HATHOR Studio
La Fotografía Boudoir.

HATHOR Studio Recoleta

Los Rituales suceden en un espacio acogedor que invita a la exploración de la sensualidad y la feminidad en un ambiente seguro.